Ingerir un desayuno completo es la mejor manera de comenzar la jornada. Y es que la mañana es el momento del día en el que solemos realizar un mayor número de actividades y cuando más energía necesitamos para afrontarlas.
Así pues, quienes comienzan la jornada saltándose el desayuno o lo resuelven tomando una simple taza de té o café, no están permitiendo al cuerpo y a su mente rendir al cien por cien.
Y es que tras una jornada de descanso los niveles de glucosa en sangre están muy bajos y es necesario aportar una nueva remesa de nutrientes que permita a todo cuerpo funcionar adecuadamente.
Cómo debe ser un desayuno completo
Un desayuno completo es aquel que aporta los nutrientes necesarios para la puesta en marcha del cuerpo. Según los nutricionistas, un desayuno completo debería contener los siguientes alimentos:
- Estos hidratos de carbono liberan sus calorías de manera progresiva, lo que nos permite mantener los niveles de energía durante toda la mañana. Da igual que se trate de una tostada, de un bol de cereales integrales sin azúcar u otra variante similar.
- Frutos secos. Son fuentes de proteínas vegetales de gran calidad que suelen incorporarse a muchos cereales.
- Una pieza de fruta o de verdura cruda. Mejor tomarlas así que en zumo ya que los azúcares que suelen acompañar a estos licuados se absorben de manera rápida y pueden provocar sobrepeso.
- Un lácteo. Da igual si se trata de un trozo de queso, un vaso de leche o un yogurt. Su ingesta proporciona hidratos de carbono, calcio, proteínas, vitaminas y minerales.
- Una cucharada de aceite de oliva (sobre todo si vamos a tomar una tostada). Nos aporta nutrientes esenciales diarios y grasas buenas para mejorar el funcionamiento de nuestro organismo.
- Un poco de proteína. Da igual que se trate de un fiambre (jamón York, jamón serrano o pechuga de pavo) aunque siempre mejor si es baja en sal o no tiene muchas calorías. Vigila la sobrasada o las chacinas.
En muchos casos este desayuno completo no se desarrolla adecuadamente y cae en algunos de los siguientes peligros o errores:
- Contabilizar la bollería como cereal. Aunque se haya realizado con harinas de cereales, la bollería no debe formar parte de nuestro desayuno porque tiene un elevado contenido en grasas saturadas y un elevado número de calorías.
- Optar por cereales azucarados. Debemos escoger aquellos formatos que nos presenten a los cereales en su estado original, sin procesar. La mayor parte de los cereales que podemos adquirir en el mercado (especialmente los infantiles) contienen mucha azúcar y grasas añadidas, lo que les convierte en alimentos poco adecuados para un desayuno equilibrado o sano.
- Mucho cuidado con las mermeladas. Contienen mucha azúcar. Si queremos untarlas en nuestra tostada, que la cantidad no supere la cucharadita de café. Mucho mejor aquellas variedades endulzadas con pectina o estevia o donde se ha empleado algún espesante natural como el alga agar agar.
El contenido de un desayuno completo debe tener representantes de al menos cinco de los grupos de alimentos señalados anteriormente.
Esto es especialmente importante en los niños y adolescentes, pues su organismo se encuentra en fase de crecimiento y necesitan dosis de nutrientes extra superiores a los de los adultos.
Además, este grupo de población es la que suele caer en los errores del desayuno con más frecuencia.
Fundamentalmente, porque la publicidad de los productos del desayuno suele dirigirse a ellos, despertando una necesidad que no tienen de antemano.
Desayuno completo y peso
Hay personas que consideran que si prescinden del desayuno en su dieta diaria, bajarán peso. Esto no es cierto. Muchos estudios señalan todo lo contrario: quienes no desayunan adecuadamente engordan con más facilidad.
Esto se debe a que al no desayunar retrasamos la llegada del hambre y lo concentramos en una etapa posterior, lo que supone que ingerimos más alimentos de los que necesitamos y lo hacemos con más voracidad. Gestos que acaban traduciéndose en sobrepeso.
Esto no significa, sin embargo, que tengamos que comer muchísimo durante el desayuno. Y es que esta comida debe representar aproximadamente el 25% del total de las calorías diarias. Es decir, unas 500 calorías diarias.