Sentirse bien con uno mismo es el primer estadio del bienestar de una persona. Y es que, tomar conciencia de cómo uno es, de sus limitaciones y de sus virtudes, es síntoma de ser una persona sana.
Cómo sentirse bien con uno mismo
Aunque no existen reglas mágicas para sentirse bien con uno mismo existen diferentes pautas que debemos alcanzar para ser felices y alcanzar la auto-aceptación. Las más destacadas son las siguientes:
- Somos atractivos porque somos únicos. No nos parecemos a nadie ni queremos hacerlo. Nuestra forma de mirar, nuestra sonrisa, nuestros movimientos, nuestra forma de entender la vida es lo que nos hace atractivos frente a los demás y no nuestro cuerpo. Esto es lo que los psicólogos denominan desarrollar el amor propio.
- No debemos ser esclavos de lo que comemos. Hay que comer sano, pero también darse algún capricho sin sentirse culpable por ello.
- Conviértete en una persona activa. No se trata de practicar ejercicio como si se tratara de una imposición, sino por puro placer. Escoge una actividad que te divierta y que te ayude a relacionarte con tu cuerpo y con los demás. Da igual el número de calorías que quemas en una sesión, seguro que pasará el tiempo mucho más rápido y le dedicarás mucho más tiempo que de la otra forma.
- No te compares con nadie porque no es justo para ti ni para la otra persona.
- Acepta que todos los días no son de color de rosa. La vida es un ir y venir de cosas buenas y malas, acéptalo para que los malos ratos no te arrastren a un pozo sin fondo.
- Desarrolla una actitud positiva frente a la vida y a los demás. El optimismo es contagioso y atractivo para quienes te rodean.
- No prestes atención a lo que los demás piensan de ti pues en muchas ocasiones son estrategias para someterte a su voluntad y eliminarte como competencia.
Aceptarse físicamente para sentirse bien con nosotros mismos
Reconocerse en el espejo cuando uno se mira en él es muy importante para sentirse a gusto con él. Esta acción que parece tan simple es, sin embargo, muy complicada debido a la influencia de la publicidad (y sus estereotipos), pero también por la presión que la sociedad en general desarrolla en torno a mujeres y hombres respecto a la apariencia física.
Así, en el caso de las mujeres se premia la delgadez, los atributos sexuales, la ausencia de vello corporal y de grasa acumulada. Y en el caso de los hombres se señalan como elementos positivos la musculatura y la fuerza. Lo que supone, en ambos casos, un desprecio hacia cualquier otra virtud que tenga que ver con la forma de ser de las personas.
Conocer esta realidad, analizarla y darse cuenta de que se trata de una imposición social derivada del marketing y del consumismo es el primer paso para aceptarnos tal y como somos. Solo de esta manera seremos capaces de reconocernos como personas únicas, ser felices como tales y convertirnos en sujetos atractivos para quienes nos rodean.
Para conseguir esta meta, los profesionales de la psicología recomiendan: ponerse frente al espejo, completamente desnudos, y mirarse detenidamente. Al principio puede que nos resulte un ejercicio incómodo y que solo veamos aquello que describimos como “defectos”. Sin embargo, a medida que pase el tiempo, iremos familiarizándonos con nuestra imagen y aprenderemos a sacarnos un mayor provecho sin tener que transformarnos en quienes no somos.
Esto no significa, sin embargo, que perdamos nuestra capacidad para autocriticarnos. Todo lo contrario. Pero seremos conscientes de que podemos modelar nuestro cuerpo hasta determinado límite, no pretendiendo parecernos a las modelos de las revistas de moda. Porque, además, ni ellas mismas se parecen a lo que allí sale publicado, pues el 99 por ciento de las imágenes está retocada con programas de edición fotográfica.
Es importante también que seamos conscientes de los cambios que nuestro cuerpo experimenta con el paso de los años. Embarazos, estrés, envejecimiento, cicatrices tras pasar por el quirófano, etc. van dibujando de manera singular la forma en que nuestro cuerpo se nos muestra, la manera en la que nuestro cuerpo habla sobre nosotros mismos. Sentirse bien con uno mismo es ser consciente y aceptar estos cambios como parte de nuestra vida.